El arte de elegir

La elección es la capacidad de poder elegir. Elegir es escoger o preferir algo o a alguien entre varias opciones para un fin concreto.


De forma constante estamos haciendo elecciones en la vida cotidiana que nos llevan a decisiones inmediatas, unas veces meditadas y otras automatizadas, pero todas ellas tienen un proceso cognitivo que puede resultar complejo.

A modo de ejemplo, imaginemos que estamos paseando por un parque y notamos a nuestro alrededor el revoloteo de un insecto. Antes de tomar una decisión sobre qué acción elegir respecto a evitar el insecto, tendremos que analizar las particularidades del mismo, como ¿dónde va dirigido su movimiento? ¿cuál es su color y su tamaño? ¿Es un insecto peligroso, o es una mariposa? Estas cuestiones y algunas más son procesadas por nuestro cerebro antes de llevarnos 

a una elección sobre la acción correcta a tomar, como pueda ser evitar el insecto para que no nos haga daño o simplemente no prestarle atención si es inofensivo.


No hay duda de que en el ejemplo anterior se muestra una situación relativamente sencilla y casi automatizada en la elección de una decisión de conducta en una situación cotidiana. No obstante, a lo largo de nuestra vida nos vamos a encontrar ante situaciones en las que nuestra elección puede cambiar nuestra vida o circunstancias vitales ya sea a nivel profesional, familiar, sentimental, etc., y es aquí donde podemos encontrar variables que nos dificulten nuestro arte de elegir. Algunas de ellas pueden ser:


-     El tener un exceso de opciones a elegir no va a facilitar la toma de decisión. Contrario a lo que podamos pensar, respecto al hecho de que el tener más opciones nos puede ayudar a elegir de forma más sencilla, podemos decir que un exceso de opciones tiene un alto coste cognitivo pudiendo bloquearnos; y hasta nos puede llevar a tomar una elección equivocada. Analizar todas las alternativas se puede convertir un un proceso agotador con un resultado de frustración y dudas, como explica el psicólogo y profesor Barry Schwartz en “la paradoja de la elección”.


-    El miedo a equivocarnos puede dejarnos paralizados, e incluso nos puede llevar a delegar en otros la elección por nosotros para no atribuirnos la responsabilidad en caso de ser una elección fallida.


-     Procrastinar o aplazar de forma repetida e indefinida una elección nos llevará a una pérdida de oportunidades que pueden resultar únicas. En ocasiones, el momento de elección es el “ahora”, pues mañana quizás ya no sea necesario. Al aplazar una elección podemos perder oportunidades que no volverán a suceder, como un cambio en nuestra carrera profesional, la reconstrucción de una relación familiar o de amistad deterioradas, etc.


No hay duda de que la historia personal de experiencia y aprendizaje de otras situaciones de elección van a marcar nuestra estructura de análisis particular. Decidirse a elegir a tiempo, y ser consecuentes con nuestras elecciones nos pone en el camino del éxito, fortaleciendo nuestra propia confianza. El resultado, sea acertado o no, siempre lo podemos ver como un triunfo a nuestro favor. Si nos equivocamos seguimos aprendiendo, seguimos haciéndonos verdaderos expertos en la dirección de nuestra vida; pero, de las elecciones o decisiones que no tomamos por miedo o por falta de autonomía, nos lamentaremos y tendremos la duda perpetua de ¿qué hubiera pasado si...? ¿cómo hubiera sido mi desarrollo laboral si...? ¿cómo hubiera vivido en pareja si...?


Hacernos responsables de nuestras elecciones, con sus riesgos de pérdidas y ganancias, aprender a acomodar los resultados en nuestra línea de vida, y saber que lo que hemos elegido es lo ideal para nosotros sin que tenga que ser necesariamente “lo mejor” en opinión de y para otros, va a contribuir a que caminemos en el universo de nuestras elecciones de forma sencilla y gratificante,  y va a esculpir nuestro "arte de elegir".


Y tú, ¿qué opinas?


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Comentarios: 1
  • #1

    Tino Berdión (lunes, 31 agosto 2015 19:58)

    Creo que hay que distinguir las reacciones de las elecciones y entre las elecciones hay algunas que prácticamente te vienen resueltas las soluciones, porque tus prioridades, principios o valores ya te facilitan esa solución. 

    Quien le iba a decir a los refugiados que llegan a nuestras costas o fronteras europeas que tendrían que tomar las decisiones que han tomado y que además las decisiones afectarían a sus hijos en primera persona, muchos han emigrado antes y ha sido con el argumento de cambiar su vida y el porvenir de sus hijos, en la situación de los refugiados de este verano 2015 no estamos hablando del provenir han tomado decisiones básicas de vida o muerte.

    En nuestra vida bajo la burbuja segura de Europa toman un sinfín de decisiones por nosotros, en capas tan alejadas de nosotros que lo que realmente somos es súbditos pero sabemos que nos denominan ciudadanos porque nos llaman de vez en cuando a las urnas. En esas decisiones también participamos, pero poco, sin embargo nos hacen la vida fácil si la comparamos con quienes están fuera del mundo occidental y en esas decisiones tampoco somos iguales, no tiene nada que ver ser hombre o mujer. Por eso la parte de nuestra vida en la que tomamos decisiones se remite, como dice Mar, a la profesional, familiar, sentimental y pocas cuestiones más, porque como decía antes las que tienen relación con hijos padres o parejas, siempre ellos están antes.
     
    Tiene razón Mar cuando dice que el exceso de opciones puede bloquearnos, por eso debemos ir descartando por eliminación o incluyendo opciones por pertenecer a esos ámbitos que no son negociables y así nos pasamos la vida, entre alternativas y posibilidades, equivocándonos acertadamente.

    Ante la certeza de que nos vamos a equivocar el la vida miles y miles de veces en la elección de las cosas que se nos planteen, tenemos que bajar los rigores y miedos al elegir, con la edad sabemos que todo tiene solución y que debemos entrenarnos y prepararnos más para dar soluciones a nuestros errores que para tomar decisiones. 
     
    Tenemos que tomar decisiones sin miedo a equivocarnos y sin aplazamientos imprecisos
     
    Eruditos por todos conocidos han estudiado carreras tan dispares como literatura y exactas pero seguro que ellos no lo consideran ni un error ni una pérdida de tiempo y rentabilizan todo su conocimiento como un todo y dirigen estamentos que nos afectan al resto de la humanidad.

    Es muy difícil de definir, pero en todas nuestras decisiones en lo único que tenemos que pensar es en que aporten fuerza y crecimiento en valores para que sean los encargados de sustentar nuestra verdadera vida, sabemos que es verdadera porque hay momentos dolorosos (no es un avatar), es una aventura real que podemos perder y ganar, muy bonita, pero nosotros somos los protagonistas y tenemos que aportar los mejores deseos y sueños desinteresados para esos momentos buenos y menos buenos de los que no nos podremos librar.



Quién soy

Mi nombre es Mar Camaño, psicóloga colegiada M-27452 y acreditada como profesional sanitario por la Consejería de Sanidad.


Miembro de la Asociación española para el fomento y desarrollo de la psicoterapia.


Consulta Autorizada por la Consejería de Sanidad y Consumo de la Comunidad de Madrid. Inscrita en el Registro con el nº CS12514


 

Estoy en Boadilla del Monte. Mi deseo es poder ayudarte en tu tratamiento, de forma personal y con trato humano, abierto y flexible.